No soy suficiente
Un diario de miedos, culpas y un futuro laboral en ruinas
#viernesbajoentrada
Hola, otra vez, de madrugada.
Y sí, sigo aquí, con demasiadas preguntas dando vueltas. La diferencia es que hoy vengo con un poco más de calma (o quizá resignación, quién sabe). No he escrito nada nuevo, pero tampoco voy a dejarte con las manos vacías. Así que seguimos con el capítulo II de aquel borrador.
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CAPÍTULO II
«¿No me gusta dejar entrar a la gente en mi vida porque tengo miedo al abandono?», me pregunto, en cama, entre mis pensamientos acompasados con la respiración profunda de Oliva durmiendo a mi lado. No puedo dormir. Llevo días dándole vueltas a esa idea. No es que sea algo nuevo. La diferencia es tan sencilla como que, al igual que con la lectura del diario, me permito escucharme.
No termino de comprender a esa vocecita dentro de mí que busca su camino. Se ha perdido, pero cada día está más cerca. Lo noto. Es una voz que transmite luz, ternura, empatía… Una voz que reconforta. Igual que Eugenia. No recuerdo si fue en la última sesión o en la anterior, pero…
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